En las tierras altas rurales de Guatemala, las familias indígenas mayas enfrentan algunas de las tasas más altas de mortalidad infantil y desnutrición en el hemisferio occidental. Generaciones de marginación sistémica han dejado a estas comunidades sin acceso adecuado a atención médica, educación y agua potable. Las mujeres mayas suelen dar a luz en casa debido a barreras como el costo, la distancia y la falta de sensibilidad cultural en el sistema de salud, lo que pone en riesgo sus vidas. Además, más del 50 % de los niños sufren desnutrición crónica, y uno de cada cuatro tiene bajo peso, lo que hace que la supervivencia y el desarrollo en la primera infancia sean un desafío diario. Nuestro trabajo busca cerrar estas brechas, garantizando que las familias reciban la atención y el apoyo que merecen.